Tras un tiempo alejado de la organización de eventos deportivos, vuelvo a sentir la adrenalina de los preparativos. Es como reencontrarme con un viejo amigo, con esa mezcla de nerviosismo y emoción que me acompaña desde los inicios. Organizar partidos amistosos es mucho más que coordinar fechas y equipos; es construir una experiencia, un espectáculo que conecte con el aficionado y a los equipos y sus familias, es dejar una huella. Esta vez fué nada menos un Real Madrid vs Marbella FC en Juvenil Division de Honor.
Cada detalle cuenta: desde la elección del balon con el que se jugará, la convocatoria de arbitros, la verificacion de campos, medidas, corte de cesped, pintado de areas y lineas de demarcación, horarios de salida y llegada, vestuarios nominales y con sus necesidades cubiertas, ubicación de publico y autoridades, hasta la logística de los equipos, pasando por la gestión de las entradas y la producción del evento. Es un trabajo arduo, pero que me apasiona. En cada fase del proceso, siento la responsabilidad de ofrecer un espectáculo a la altura de las expectativas.
Y lo más gratificante de todo es comprobar que, a pesar del paso del tiempo, la pasión por el deporte sigue intacta. El talento y la capacidad de comunicación que me caracterizaron siguen ahí, listos para ser puestos al servicio de este nuevo proyecto. Es un honor poder volver a hacer lo que más me gusta y compartir mi experiencia, al final, es lo que cuenta.
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